jueves, 28 de enero de 2016

El principio.

Me propongo escribir esto con el fin de reencontrarme, de descubrir nuevamente mi escencia (se que sigue allí pero por cuestiones de lagunas enormes no puedo lograr encontrarla).

Nací en una fría ciudad, que, vale la pena decir, ya no es tan fría. La ciudad más grande del país, la capital, y, a mi gusto, la más bonita: llena de edificios enormes, de carros pitando y gente caminando rápido, con prisa de llegar a su trabajo, con casas enormes,  con una población de más de 8 millones de habitantes y en dónde, en las noches, las luces cubren todo el cielo.

Nací el 18 de febrero de 1998, en uno de los hospitales más respetados de la ciudad, a manos del mejor ginecobstetra de la zona.

Mi familia estaba compuesta por: Mi mamá, una mujer joven -en esa época de solo 28 años-, muy hermosa, de cabello largo y café oscuro, con ojos color cafés, pero a la luz color miel, quien me recibió con una hermosa sonrisa que me gustaría poder recordar. Fui su primera hija, su primera alegría (que bien suena decir eso); Mi papá, un hombre un poco mayor a su esposa -19 años mayor-, con gafas, regordete y alto, con cabello corto y negro oscuro, ya con algunas canas asomandose, quien me cargo en sus brazos como si fuera la cosa más frágil del mundo. Aunque no fui su primera hija, se que fui el milagro que necesitaba en su vida desde hace mucho tiempo atrás; Mi hermano mayor, primogénito de mi papá, con 20 años, alto y moreno, con aspecto árabe y demasiado blandengue, me conoció cuando llegué a nuestra casa y, por lo que dicen y a pesar de su "adultez", me esperaba con un poco de resentimiento, supongo que porque yo era la prueba de que su papá finalmente había seguido con su vida, después del divorcio con su madre, sin embargo, luego de unos días se le pasó el resentimiento y empezó a quererme y a cuidar de mi; A diferencia de él, mi hermana mayor, una pequeña niña de 6 años, con piel morena, ojos enormes, muy delgada y demasiado feliz (también con rasgos árabes), me esperaba con ansias, no veía la hora de que su hermanita llegará por fin al mundo, de ver como era esa cosa que crecía y crecía dentro de la barriga de su "segunda mamá". El resto de mi familia eran dos abuelos paternos y una materna, 7 tías paternos y 6 maternos (uno difunto 6 meses antes de mi nacimiento), y un montón de primos que, si me pongo a contarlos, darían más de 20, sin contar los que nacieron después de mi.

Mi familia era muy grande y muy feliz. No eramos ricos, pero tampoco sufríamos por dinero. Mis papás eras artistas, magos para ser más específicos, y eso los hacía más felices que los demás. Eramos una familia perfecta, amorosa y creciente...

Dos años después de mi nacimiento, mi familia empezó a crecer, nació mi hermana María Gabriela, el 29 de mayo del 2000. Debo admitir que, por lo que cuentan las fotos, estaba un poco celosa de ella, todos se regocijaban con sus enormes cachetes y labios rosados y yo ya no era el centro de atención. Pero bueno, supongo que es normal que eso pase con todos los primogénitos de cualquier matrimonio cuando ven "intrusos" en sus casas. Luego de un tiempo, me empecé a encariñar con ella, hasta el punto de amarla por encima de cualquier cosa. Ella era, y aún lo es, mi alegría, mi mejor amiga, con quien jugaba a la mamá, a la cocina, al cajero, a las muñecas, con quien peleaba sin parar, quien me mordía y a quien le pegaba, y con quien, al finalizar el día, me disculpaba. Ella, mi compañera de aventuras y sueños; ella, con quien veía las estrellas y a quien dedicaba todos mis deseos cuando veía una estrella fugaz. Simplemente ella.

Desde muy pequeña me encantaba despertarme temprano y dirigirme a la parte de atrás del segundo piso de mi casa, donde guardábamos los juguetes y sacaba los disfraces, entonces, era el momento de tomar la decisión más importante del día, cuál personaje quería interpretar esa mañana, esa tarde y esa noche y, dependiendo de mi elección, elegía el disfraz adecuado: un día podía ser una princesa a quien a las 12 de la noche se le acabaría el tiempo para ir a un baile y, al siguiente, podía ser una bruja malvada que le haría hechizos a su pequeña hermanita.
Desde muy pequeña descubrí que me apasionaba inventar mis propias aventuras, dirigir a mis hermanas y a mis primas en los juegos para crear la historia perfecta; actuar como chica de la caja registradora o como gerente de una importante empresa de modas. Desde que tengo memoria siempre sentí cierta atracción a la vida detrás de lo cotidiano, a la música, al maquillaje y a los disfraces, a los libros y, lo más importante, a la magia.


sábado, 23 de enero de 2016

Resumen de mi vida "ahora"

Ahora mismo, que puedo ver toda mi infancia en retrospectiva, me puedo dar cuenta que SI, fui muy feliz. No se si lo sea ahora. No es que algo malo haya pasado, bueno, si pasó algo, pero trato de no pensar en ello. No soy feliz porque siento que no estoy realizando mis sueños, siento que no soy productiva, que no estoy haciendo nada por mi vida, que no hay nadie que me acompañe en mi nostalgia, en mi agonía.

Siempre he sido muy sociable. Siempre he sido yo. ¿Por qué me cuenta tanto, entonces, encontrar a alguien que me acompañe en la soledad?

Supongo que nadie quiere cargar con ese peso. Es que, tengo que admitirlo, no es nada fácil comprenderme. Puede ser fácil quererme, superficialmente, pero quererme completamente, no lo creo. La verdad no lo se, nadie nunca lo ha hecho, así que no podría decirlo.

No se si se demorará en llegar. Espero que no.

Nunca he sido una persona desesperada. Quizá he tenido problemas de ansiedad, pero nunca me he sentido desesperada por tener a alguien a mi lado o por lograr algo, soy más bien calmada en ese sentido. Muero de ganas por verme triunfar, pero se que lentamente lo lograré. Pero en el tema del amor, actualmente, siento que si estoy desesperada. Es increíble que en 18 años no haya conocido a nadie que realmente me haga temblar por dentro, me haya hecho olvidar todo cuanto hay a mi al rededor.

Bueno, tal vez si llegó, pero no lo sabemos aún...

Pero bueno, hablo y hablo, o más bien, escribo y escribo y seguramente nadie entiende nada. Debería empezar por el principio.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Respuesta.

Desesperada, con un dolor terrible en el cuello, me despierto entre mis sueños. 
Me duele la espalda, el cuello, los hombros y las muñecas, a causa de una tendinítis supremamente avanzada.

Los médicos me aconsejaron no usar el celular, pero, bueno, lo prohibido es lo más deseado. 

Abro instagram, me distraigo un rato. Un montón de pensamientos tormentosos vuelan por mi cabeza, intento esquivarlos.  Es tan difícil. En ese momento veo una foto, una foto de la persona que justamente ayer me escribió para pedirme que nos viéramos (aunque no lo preguntó directamente), aquel que hace unos meses solía llamar "mío". 

La foto es de él con una chica, una chica que yo ya he visto, que he saludado, pero que no conozco. A pesar de que tengo muchísimas cosas en las que pensar y con las cuales torturarme, decido abrir su perfil y ver sus fotos. 

Fotos y fotos, fotos pésimas, otras malas, y otras un poco mejores. En una de esas sale ella, la ignoro. Sigo viendo y vuelve a aparecer. Vuelvo a ignorarla. Hasta que pasan unas cinco fotos con ella y decido abrir su perfil: No es fea, pero tampoco es bonita; tiene cara de simplona. Decido no criticar y volver al perfil de él.

Hace exactamente 6 semanas y media que hablé con él y le dije que estaba cansada, que no podía continuar dando sin recibir nada. Y fue hace, exactamente, 6 semanas y media que él me contesto "Mira, tu estas ocupada con tu salida del colegio y yo con mi paso al último año, dejemos las cosas aquí y hablamos cuando tengamos más tiempo", que descaro. La primera foto con ella la publicó hace 7 semanas... 

Todo lo anterior era para poner un poco en contexto a mi cabeza, para entender un poco mejor que fue lo que pasó y que fue lo que no me di cuenta: Estaba ocupado en ella, claramente la tenía a ella mientras yo estaba en su vida. 
¿Cómo pude ser tan boba?

La verdad es que nunca me importó mucho la "relación" que llevábamos. Tampoco di todo de mi. Ni estaba enamorada. Solo me gustaba y me sentía bien con él. Cuando todo se acabo me dio igual, seguí como si nada. Pero hoy, 6 semanas y media después, me empieza a doler.

No me duele que ya no esté conmigo, o que ahora tenga a otra, ni que no haya estado pendiente de nosotros, o que simplemente no lo aprovechamos. Me duele que me haya mentido, que haya sido tan descarado, que me haya dicho que estaba ocupado cuando en realidad quería deshacerse de mi para dejar de ocultarla a ella o, tal vez, que quería deshacerse de mi para dejar de ocultarme a mí y no tener que mentirle más a ella. 

Pero lo que más me da rabia es su ironía, la manera en la que sigue con su vida como si nada. Como en la fiesta de graduación que, cuando yo pasaba, simplemente la besaba. ¿Cómo es posible ser tan irónico y sátiro? 

Pensé al principio que tal vez era solo una amiga, que no era nadie importante. Luego se besaron. Me pregunté ¿ Cómo es posible que, en tan poco tiempo, ya tenga a otra? ¿Cómo es posible superar tan rápido a alguien? Hoy encontré la respuesta: La tenía desde antes. 

Hasta hoy me duele. Me duele ser usada, pero me duele mucho más haber sido usada por él, un pobre aparecido que no me merece, porque sé que merezco algo mucho mejor.

Creo que lo odio, que me vuelve a caer mal, pero no le guardo rencor, solo espero que algún día podamos hablar para decirle de frente todos mis sentimiento que acabo de plasmar en palabras. Lo único que me queda es esperar que este feliz con ella, que es lo importante, y esperar que no cometa los mismos errores que cometió conmigo, creo que tal vez ella puede ser la indicada para él. 

No entiendo por qué, de todas las cosas en las que me debería preocupar, hoy solo me concentro en esta bobada. Es un arranque y necesito desahogarme, sino llegará un momento en el que me asfixiaré. No entiendo por qué todo lo demás parece insignificante, cuando en realidad ésto lo es.

Mañana seguro despertaré no sintiendo nada, no extrañando nada, porque, SI, admito que extraño esos días un poco, esos días en los que tenía a alguien que me abrazara y me cuidara, no como ahora que estoy sola, justo ahora que es cuando más necesito ser escuchada. 

No creo que deba gastarle más tiempo a este tema, no merece la pena. Me siento un poco mejor, siento que escribiendo mi alma se calma y logro organizar mejor todo lo que pienso. Puedo seguir durmiendo, pero seguramente encontraré más cosas en las que desorganizar mi mente.

viernes, 3 de julio de 2015

De regreso

Sinceramente no se que ha pasado en los últimos años. No comprendo bien que es lo que me rodea. No se bien que es lo que quiero, o a quien quiero. Antes todo parecía más fácil, todo parecía estar escrito y solo me quedaba sonreír y estar agradecida por la suerte que me daba la vida.

Leyendo y leyendo comprendo cada vez más que la vida no es como no la cuentan cuando somos pequeños... Es algo mucho más grande, peligroso, oscuro y odioso.
No es que odie mi vida, no es que no esté agradecida por quien soy y por la gente que me rodea, comprendo que existen persones con una historia de vida muy dura y a la cual admiro mucho por todo lo que ha tenido que pasar, pero igualmente me siento vacía.

Ahora mi cabeza es como un hueco, donde todo cae pero nada sale, donde los sentimientos no se pueden expresar por el miedo al qué dirán.

¿Qué pasó con la niña chiquita, gordita, mueca, que vivía muerta de la risa y bromeaba con todo? Yo se que sigue aquí, y lo se porque a veces se deja ver en la penumbra e ilumina todo a su alrededor, pero de repente se vuelve a esconder, por un largo rato, siempre es así con ella.

Desearía que alguien me pudiese entender y lograra sacar de nuevo esa niña que con sus risas y caricias hacen de mi una mejor persona.

Y así estoy, cada vez más undida en este lugar, cada vez menos segura de quien soy, cada vez más perdida de quien solía ser.

domingo, 16 de febrero de 2014

Ciclo vicioso.

Se supone que cada cosa tiene un ciclo, también se supone que lo que sube tiene que bajar, y que todo aquello que empieza tiene que terminar. Pero para mi el agua sigue en estado gaseoso, y la luna no vuelto a caer del cielo para darle espacio al sol, ni la vida ha terminado, ni esto ha llegado a su fin.

Recuerdo cuando nos pasábamos toda la noche hablando, de cosas estúpidas, hasta que alguno de los dos se quedaba dormido y el otro se acostaba a regañadientes, decepcionado por haber sido él quien tuvo que quedarse hablando solo, con una lágrima en el rostro. Al día siguiente ese quien se durmió era el primero en levantarse y escribirle al otro "Lo lamento. Buenos días, te quiero", he inmediatamente todo dolor se desvanecía. ¿No es eso lo que hacen las parejas? Pero bueno, nosotros nunca fuimos una, realmente. 

Todo esto me está volviendo loca, parece como si a ti no te importara, como si todo este tiempo hubieras estado pretendiendo que todo era real y como si solo estuvieses fingiendo los sentimientos. No puedo soportar la idea de que nunca más volveremos a estar juntos, que no volverá a ser nada como antes, que perdí a mi mejor amigo y a mi primer amor para siempre.

¿Por qué, después de tanto tiempo, sigo pensando en eso que se supone ya debió haber quedado en el pasado? ¿Por qué me sigue doliendo? ¿Por qué parece que mataste a mi alma? ¿Por qué no lo supero? ¿Por qué tu lo superaste tan rápido? Debe ser que realmente estaba enamorada... ¿Lo estaba... O lo estoy? Ya ni siquiera logro distinguir si este es un dolo presente o es simplemente un eco del dolor pasado.

Déjame respirar, deja de aparecerte en cada sueño, deja de ser el primer pensamiento que tenga en la mañana, deja de ser la primera persona en la que pienso si dicen la palabra "amor". No se si existan las segundas oportunidades, pero si no es así te aseguro que estaré dispuesta a darte mil primeras oportunidades una y otra vez. Sigo culpándome cuando en realidad eres tu quien lo hecho todo a perder. 

Simplemente no puedo seguir viviendo con el miedo de volverte a perder, cuando realmente el que me perdió fuiste tu. Busco motivos para demostrarme a mi misma que no has cambiado y que soy yo la del problema, porque debe ser que en mi interior todavía te quiero y no quiero aceptar que has sido lo peor que me ha pasado.

Ayer traté de dejarlo ir todo, hoy escribo esperando que todos estos sentimientos se vayan de mi corazón, y estoy casi segura que mañana volveré a empezar con este ciclo vicioso que me hace más débil cada vez que empieza de nuevo.

Ya es hora de decir adiós, de dejarte libre de culpas y de esperar que todo vaya bien con tu vida y con la mía, si algo tiene que ser en el futuro... lo será, el destino es la cosa más mítica, y a la vez, más sabia que existe. Te dejo libre de esta loca que esta rotundamente encantada contigo, para que puedas ir a buscar a alguien que te haga sentir indiscutiblemente encantado con ella.

Sinceramente he tratado de parecer indiferente cuando dicen tu nombre o cuando te veo, pero se que no lo logro y se que tu te das cuenta, pero te ves tan seguro de ti mismo cuando pasas por enfrente mío y ni me determinas. Solo te pido un último favor, aléjate lo más posible de mi, para ver si puedo contener el aliento y seguir en pie para cuando quieras volver a remendar lo que ya hemos remendado tantas veces. 

No digo que este sea el capítulo final del libro que poco a poco hemos venido escribiendo codo a codo, pero recuerda que la luz no puede volver si ni quiera se ha ido, que la lluvia no puede evaporarse sin antes haber caído, que el sol no puede salir sin haberse escondido, que nadie puede morir sin haber nacido, ni que esto puede terminar sin antes haber empezado.




domingo, 3 de marzo de 2013

El comienzo de año perfecto


En navidad del 2004  mi hermana María Gabriela Sarmiento, una niña de apenas 4 años, le había pedido al “Niño Dios” que nos trajera un hermanito, ya que anteriormente cuando nuestra mamá había quedado embarazada de un bebé lo había perdido, y desde ese momento la fase más importante de nuestras vidas empezó.

Llego el 25 de Diciembre y en nuestra casa en Bogotá María Gabriela esperaba al nuevo integrante de nuestra familia, pero el no llego exactamente esa noche buena, lo cual la desmotivo por completo. Yo, que tenía 6 años entonces, le pedí al “Niño Dios” que me trajera un perrito, y ese si llego justamente el 25. Mi hermana, al ver que a mi si me había traído lo que le pedí en la carta, se puso a llorar, y no me quería hablar, ni a mí ni a mis papas. Lo que ella no sabía era que en pocos meses se enteraría de que los deseos si se cumplen, y más cuando se los pides al “Niños Dios”.

Pasaron tres meses y 2 semanas, el tema de la carta ya era chiste antiguo y ni mi hermana ni yo nos acordábamos del regalo que ella había pedido en la carta. Era un día de Marzo, un día en el cual el sol iluminaba y nos daba calor. A la hora del almuerzo mis papas nos invitaron a mis 3 hermanos y a mí a comer a un restaurante llamado “Karen´s Pizza”, donde me encantaba escalar, cantar, jugar futbol, y obviamente comer pizza. En el justo momento en el que nos disponíamos a disfrutar de la espectacular comida de aquel lugar, mi papá, con voz un poco temblorosa y aun dudosa, nos dijo “Esto para mí es difícil de decir, no porque sea algo malo o algo de lo cual no quisiera que se enterasen, sino porque es algo maravilloso, algo que me pone mucho más que contento. Santiago, María Alejandra, María José y María Gabriela, desde hoy es oficial, van a tener ¡UN HERMANITO! Claudia y yo estamos embarazados, digo los dos porque de los dos es el trabajo, y de ustedes también”. En ese momento Gabriela me volteo a ver y me dijo “! SABÍA QUE EL NIÑO DIOS NO ME IBA A FALLAR, SABIA!” y empezó a saltar como una loca y a presionar los puños por la emoción que tenía, como solo ella  sabe actuar cuando está realmente feliz o ansiosa. Para mí no fue tan emocionante en ese momento, “!Bah! gran cosa, solo vamos a tener a un hermanito nuevo, otro u otra igual a Gaby, no es para tanto” pensé, pero mis hermanos si se veían muy felices, así que opte por comportarme igual que ellos, y felicitar a mis papas con un “Gracias por esta sorpresa, la mejor de todas” como todos les decían. Mi hermanita le pregunto a mi mamá que si ya mismo iba a nacer ese personaje que tanto anhelaba, a lo cual ella le respondió que tenía que esperar, porque venía de una tierra muy lejana, “de Paris, desde esa mágica ciudad vendrá tu hermanito, pero tienes que esperar, porque de Francia a Colombia ese encargo se demora 9 meses, nenita”.

Paso lo que quedaba de marzo, luego Abril, Mayo, Junio, Julio… Cada mes notaba que en mi mamá cambiaba algo, la principal diferencia que notaba mes a mes era su vientre, era como si alguien la estuviese inflando como a un globo, porque cada mes la barriga que antes yo veía plana se iba agrandando y agrandando. Otra de las cosas que le pasaban era que su humor era muy voluble, en un momento estaba bien, al siguiente no quería que nadie la mirara, después quería que mi papá la abrazara y no la soltara, pero luego se enfadaba con él por cualquier cosa. Después vino Agosto, Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre, cada mes con alguna novedad de mi futura hermanita que ya habitaba dentro de mi mamá, y esa fue la novedad que más me impacto, que iba a ser niña, “¡como yo! ¡Como Gaby! ¡Como mi tata (mi hermana mayor)!, pobre Santi” pensaba “va a ser el único niño en toda la familia”. Otras novedades venían e iban, como que ya se le veían las extremidades, que ya latía su corazón, que tenía un poquito de pelo en la cabeza, que era MUY grande, que estaba sana y que, aunque mi mamá estaba en riesgo de perder al bebé porque ya tenía 35 años y se supone que a esa edad tener un hijo es un riego, el medico estaba seguro de que sería una niña muy inteligente, “como sus hermanos y sus papas” nos decía siempre que íbamos a ver a esa pequeña criatura que cada mes crecía más y más. Al igual que ella y el vientre de mi mamá fueron creciendo, mi emoción por ver a mi hermana nueva también lo hizo, cada mes estaba más feliz por ver a esa niña que mi mama decía que sería mi “muñequita” para poder jugar con ella y cuidarla. También discutíamos por el nombre de la pequeña, primero se iba a llamar María Luisa, pero a mi mama le recordaba a un postre que se llama “torta María Luisa” y decía que no quería que su hija se llamara así, pensamos en varios nombres, como: Luna, Mará Paula, María Camila, María Catalina pero después de mucho pensarlo decidimos llamarla “María Juliana.


Llego el 31 de Diciembre, todo estaba normal ese día, yo ayudaba a mi papá a arreglar las mesas para cuando la familia llegara a comer y a pasar la noche con nosotros; cuando de repente Gabriela se resbaló con un líquido en el piso de arriba y empezó a llorar, yo me asuste y fui a buscar a mi mamá, que estaba en el cuarto sentada en el piso gimiendo. Al mismo momento que yo entré mi niñera de ese momento también entro y la ayudo a pararse y llamo a mi papá. Mi mamá un poco fatigada le dijo a su amado esposo que había “roto fuente”, algo que yo, a mis 7 años, no sabía que era, pero mi mama le dijo que esa noche no iría al médico. La noche transcurrió normal.El 1 de Enero del 2006 mi mamá no hizo nada, ni siquiera se esforzó en llamar a un médico para que fuera a verla a la casa. Al día siguiente cuando me levanté mis papas no estaban, era muy extraño, no sabía a qué horas se habían ido, ni a donde, ni a qué, pero no le di mucha importancia. Hacia las 4:45 pm sonó el timbre de mi casa, pensé que eran mis papas pero en realidad era mi hermano mayor, Santiago, quien llego corriendo, gritándonos “! YA VA A NACER, YA VA A NACER! ¡María Juliana YA VIENE!”, mi hermana mayor estaba en el médico ayudando a mi mama con el trabajo de parto. La adrenalina recorrió en menos de un segundo todo mi cuerpo, y tal como yo lo veía el de Gabriela también. Nos subimos rápidamente al carro y llegamos en menos de 10 minutos a la clínica Reina Sofía, para ver a la niña que en menos de media hora seria mi hermana. A las 5:10pm, ni un minuto más, ni un minuto menos, salió el médico y le aviso a mi hermano que ya había nacido, ¡Por fin! Me acuerdo que estaba lloviendo en ese momento, y paso más de una hora para que pudiera entrar a conocer a esa persona por la cual 9 meses mis papas y mis hermanos armaron tanto alboroto.



Recuerdo que la primera vez que la vi no fue la más común, ella estaba en una incubadora y casi me toca lanzarme encima del médico para que me la mostrara. Pero no hizo falta nada más que ese segundo en el que la vi por primera vez para darme cuenta que era la niña más afortunada del mundo por poder tener a una hermanita tan preciosa y perfecta como esa niña que veía yo tras el cristal, y para declarar el 2 de Enero del 2006 como el mejor día de mi vida, el mejor comienzo de año de toda mi historia.